Fibromialgia es una dolencia compleja de la que se conoce que hay factores muy distintos que ejercen una clara influencia en la aparición y desarrollo de ésta enfermedad.
Estos factores pueden ser emocionales, químicos, hereditarios, ambientales, geopatológicos, exposición continuada a altos niveles de estrés, etc.
Entre los síntomas más comunes se encuentran:
- Anquilosamiento o rigidez, especialmente tras un periodo prolongado de descanso o inactividad y que va desapareciendo poco a poco con el movimiento.
- Trastornos del sueño: independientemente de las horas de sueño es frecuente que la persona afectada tenga la sensación de haber dormido insuficientemente.
- Trastornos cognitivos: dificultad para concentrarse, "lentitud mental", "fibro-neblina" y lapsus de memoria.
- Malestar abdominal: trastornos digestivos y abdominales (meteorismo, estreñimiento, diarrea, colón irritable, dificultad para tragar los alimentos).
- Parestesia: sensaciones de entumecimiento, hormigueo, picazón o ardor.
- Puntos miofasciales hipersensibles: síndrome miofascial en el que se forman unos puntos extremadamente dolorosos distribuidos en los músculos o en el tejido conectivo. Estos puntos transmiten el dolor a otras partes del cuerpo presentando una localización muy concreta (cuello, hombros o cintura).
- Síntomas del tórax: dolor o disfunción torácica que obligar a inclinarse hacia adelante al escribir a máquina, sentarse frente a un escritorio, trabajar en una línea de producción, etc.
- Desequilibrio: la fibromialgia puede afectar a los músculos de los ojos, lo que se traduce en problemas de equilibrio, ocasionando náuseas o “confusión visual”, haciendo especialmente difícil conducir un coche, leer un libro o simplemente al tener que seguir objetos con la vista.
- Síndrome de las piernas inquietas: un trastorno neurológico que se presenta como un impulso incontrolable de mover las piernas, sobre todo cuando se está descansando o reposando y que padece el 31% de los pacientes con fibromialgia.
- Hipersensibilidad sensorial: a la luz, a los sonidos, al tacto y a los olores es otros de los síntomas frecuentes.
- Seudo-reacciones alérgicas: reacciones parecidas a las alérgicas cuando entran en contacto con una gran variedad de sustancias y que se traduce en comezón, sarpullido o rinitis pero sin que se trate de una reacción inmunológica.
- Seudo-reacciones alérgicas: reacciones parecidas a las alérgicas cuando entran en contacto con una gran variedad de sustancias y que se traduce en comezón, sarpullido o rinitis pero sin que se trate de una reacción inmunológica.
- Problemas de piel: prurito, sequedad, manchas, sensación de hinchazón (particularmente en las extremidades, en los dedos).
La alimentación, los hábitos y las Terapias Naturales pueden hacer mucho para mejorar la calidad de vida de quienes padecen esta enfermedad.
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